Atando cabos...
Debido a la situación global
desde marzo del 2020, la formación específica para la obtención del grado
superior de escalada, se ha visto condicionada a remansos entre olas de
pandemia y sicosis social. No obstante los objetivos se han ido logrando sin salir
de casa (Provincia) desde las salidas de este verano durante el mes de agosto sobre todo, aunque echando de menos un tour peninsular que nos podría haber aportado ricas experiencias en
otros ambientes roqueros. Pese a todo y
a toro pasado, desde el día entre el 14 y el 19 de enero, nos embarcamos Marta,
Javi, Miguel y yo, en un repaso general de final de curso, para completar y
ajustar calendario en la formación para conducción en paredes y autorrescate.
Al fin y al cabo, en la provincia de Alicante nos sobra roca y grandes paredes,
hay mucha piedra donde practicar, aprender y disfrutar, sin menoscabo de una
excelente formación.
Inicialmente, nuestro profesor,
Miguel Anta, plantea lo que a mí me parece como un crucero vertical de
inquietantes y vertiginosas escaladas, que además de producirme insomnio, me
hace sentir como el escalador más patata de toda la huerta alicantina, y es que
llevo muuuucho tiempo escalando de renta, sin tiempo para entrenar, sin tiempo
para escalar, con poca motivación y aún menos vigor, pero… un cosquilleo en la
espalda, me hace pensar que estas plumas que me noto brotar…son para volar.
Aunque al final el planing
inicial no pudo llevarse a cabo (como Eclipse y Ventisquero de la Condesa,
Ponoig) debido a restricciones por el COVID y que aún continúa agravándose, se
ha ido tirando de planes B e improvisación, con una parte de exploración, otra
de paseo botánico, otra de picnic y otra de asueto playero, he aquí, las
memorables y disfrutonas escaladas realizadas en espléndida compañía:
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