25 de septiembre del 2021
Vía: Los Extraplomos, 7a (6b/A0), 295m.
1er ascenso por: Carlos Vázquez, Rafael Pinilla y José Ruiz el 25 de junio de 1967
El Veleta (3396m.), y por extensión, Sierra Nevada (Mulhacén 3479m.), es la formación Bética principal, y tiene las cotas más altas de la península Ibérica. Emergida del mar de Tetis hace más de 20 millones de años a causa del choque entre las placas Africana y Euroasiática, durante la orogénesis Alpina, es una ingente mole de roca metamórfica, fundamentalmente esquisto con gran cantidad de mica, lo que le da ese aspecto peculiar y metálico a la roca. A grandes rasgos, sus precipicios, principalmente en las vertienes septentrionales, parecen escombreras en verano, pero tienen su morboso encanto y los paños de roca franca ofrecen una escalada peculiar sobre cantos planos oblicuos y romos, filos acristalados, lajas, o por sus fisuras que cuartean y dibujan los grandes bloques y surcan las lisas placas.
Aunque parezca un secarral, acopia en sus laderas, crestas, barrancos y lagunas, gran variedad de endemismos y biodiversidad, el conjunto es Parque Nacional y por interés económico también comprende un sector de Parque Natural concretamente en las pistas de esquí.
Llevaba mucho tiempo queriendo escalar en verano en este muro, anteriormente he realizado algunas escaladas invernales por estas paredes, la mayoría en el corredor del Canuto del Veleta, pero también alguna que otra escalada más técnica en el muro de la derecha del inicio de este corredor, y en los corredores y las aristas que quedan a su izquierda.
El miércoles 22, coincido con Jose Manuel, por motivos de trabajo, mientras hablamos, me dice que este fin de semana tienen previsto ir a la Norte del Veleta. Sin pensarlo 2 veces, lo tomo como una invitación y tirando la agenda por la ventana, me apunto. Es un viaje exprés, de salir viernes, dormir en saco, madrugar, escalar, y volver el sábado, para cenar en casa.
Quedamos para salir el viernes por la tarde y dormir en Pradollano o proximidades, en principio sólo haremos una cordada de tres, para evitar romería o polémica con la vía a realizar e ir más ligeros. Al final vamos José Manuel, Elías y yo.
Salimos el viernes a las 18:00, pasando a recoger a Elías y haciendo una parada técnica en Purullena, antes de subir por un "atajo" a Pradollano y dormir en una pérgola protegidos de la intermitente lluvia, que acompañada de rachas de viento, va cayendo a lo largo de la noche, hasta mediada la madrugada.
Amanece con una brisa que inquieta, recogemos y nos subimos a desayunar al albergue Universitario. Aquí la brisa es viento del Noroeste, muy frío y molesto, con rachas bastante fuertes. Organizamos el material mientras esperamos el bus "la Lanzadera", en la que hemos resevado para ahorrarnos el grueso de la aproximación y ganar tiempo. No hacemos muchos comentarios entre nosotros de las condiciones meteo más allá que un -"que rasca" - "hace un poco de viento...", pero la inquietud es patente y la incertidumbre nos silencia. Mientras hacemos este paseo en bus, la guía del mismo, nos ameniza la subida con una interesante disertación, casi conferencia, sobre el Parque Nacional y sus avatares. Al descender del bus, el viento y sus rachas nos meten en ambiente.
Caminamos remolonamente hacia la arista, para coger el enriscado sendero de descenso al Corral del Veleta, comentando que en el peor de los casos podemos hacer diversos primeros largos de varias vías para no perder el viaje. Cuando llegamos al sendero y comenzamos a descender, el viento deja de fustigarnos y mientras vamos dilucidando el trazado de la vía en la pared de enfrente, descendemos bajo el sol, la temperatura es muy agradable y empezamos a animarnos mientras llegamos a pié de vía.
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1er largo, 5º, 50m. Comienza Elías, tomando la vira central de este difuminado diedro que forma esta inmensa laja rematada en una pequeña y almenada cresta de imponentes bloques. A pocos metros cruza por un corto resalte vertical, pasando de esta hendidura inicial a la inmediata de la derecha, mucho más marcada y continua. Esta, ya es claramente un diedro hasta el final de la laja, con pasos que obliga a cogerse a la fisura del interior, y usando esta como emplazamiento principal de seguros hasta llegar a una repisa bajo el tramo final de la gran laja. Aquí Elías monta reunión en 1 bolt que refuerza con friends. El ambiente alrededor es imponente, como una bombardeada pared ennegrecida y ahumada, deshecha en cascotes y fragmentos de multitud de tamaños y emplazamientos, los grandes paños de muro liso, a veces coloreados de liquen rojo, en planos caóticos y suspendidos en las alturas, realza el aspecto onírico del conjunto.
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2º largo, 5º, 35m. Continúa Jose Manuel, saliendo a la izquierda del diedro, por la placa, al girar el contrafuerte del diedro aparece un clavo. Continúa en ligera diagonal ascendente hacia la izquierda, por placa de escasa fisura y cantos planos y oblícuos que obligan a escalar de forma lenta y sin grandes remadas, buscando indicios y sobre todo los seguros existentes, para seguir por la vía, en esta confusa y homogénea roca donde da miedo el embarque, por lo dificil que puede llegar a ser el proteger con flotantes. Jose va encontrando los 2 clavos restantes del largo y después de la placa, vuelve a tomar un destacado diedro que lo sitúa en la parte más alta y final de la inmensa laja, ya adosada y soldada al muro, donde está la reunión.
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3er Largo, 5+, 45m. Continúo yo, saliendo de la reunión hacia la derecha en diagonal, tras escudriñar intensamente la pared en busca de indicios, hemos localizado un bolt en el supuesto trazado de la vía, tras chaparlo, continúo con la misma tendencia a la derecha, dirección a una estrechez entre los bloques desplomados de arriba y un destacado contrafuerte con diedro y fisura a la derecha. Voy navegando, dando pasitos cortos y sin bajar mucho los brazos, pues estos cantos planos y pulidos, dejar de servir por debajo del hombro, con los pies también voy con cuidado, cuesta mucho coger confianza a estos planos que aparentemente parecen tan resbalosos. Me salto un clavo sin darme cuenta, dejándolo a mi izquierda y al poco, salgo recto por terreno más fácil para llegar a la gran vira horizontal tras un corto paso final en un rojizo diedro ligeramente desplomado, que me deja sobre los desplomes del lado derecho de la vira. Monto reunión lazando 2 grandes bloques bajo un escamoso, liso, desplomado y alto muro rojizo, que de una pieza y sin apenas una fisura que ofrezca un punto débil, recorre transversalmente unos 100m. este tramo de pared sobre la vira.
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4º largo, 2º, 70m. (Ensamble), Continúa Elías, caminando con cuidado sobre la vira y los bloques que se apostan en equilibrio sobre la misma, pone algún seguro por el dirán y por que le insiste Jose, y pasa junto a un parabolt sin darse cuenta, y es que, en esta roca de tonos metálicos, lo que menos se ve es precisamente el metal. Cuando queda poca cuerda salimos Jose y yo en ensamble, mientras Elías, busca donde emplazar la reunión, bajo el siguiente y plantado tramo de poliédricos y aéreos resaltes, suspendidos sobre el vacío. Y es que en esta parte, la base de la pared queda más adentro de la vertical y la sensación de patio es brutal.
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5º largo, 6b/A0 (7a), 20m. Tras una pequeña tertulia, continúo yo, saliendo hacia la izquierda para tomar un rojizo y vertical diedro que se va desplomando hacia el final del primer tramo, intento llegar al borde pero se me hace durísimo el paso final y acabo acerando para coger el filo romo que aun me obliga a bufar para ponerme de pie sobre el, para quedarme en una especie de bandeja sobre el desplomado filo. Aquí, tengo que salír al diedro de la derecha, apenas puedo acercarme para asomarme y ver que hay para cogerme y remontar el desplome inicial, tras palpar y tocar cosas lisas y repelentes, decido acerar de nuevo y meterme en el diedro, para plantarme en la siguiente bandeja, de la que salgo por el siguiente tramo de diedro, ya más asequible hasta llegar a una repisa al final donde monto reunión en 2 clavos que refuerzo con un friend. Miro a mis compañeros abajo, en un volado balcón sobre el extremo izquierdo de la vira, no se ve la pared, sólo el suelo 150m. más abajo.
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6º y 7º largo, 20m. 5+ y +15m. con descuelgue y tramo de 4º. Continúa Jose, saliendo a la derecha de la reunión, sobre un aéreo filo que recorre una tumbada placa de exuberante liquen, bajo los imponentes y poligonales desplomes que nos envuelven. Resulta dificil proteger, la roca es muy compacta aquí, y no abundan las fisuras. Jose, con paciencia va resolviendo la placa, chapando un bolt escondido tras un saliente, hasta llegar a una volandera reunión con 2 argollas, de la que monta un descuelgue. Se descuelga hasta un llegar a un gran diedro tumbado, por el que vuelve a ascender hasta una buena repisa donde monta la reunión. Después salimos Elías y yo. Elías se descuelga con un reenvío para evitar el roce de la cuerda en el afilado canto que da al diedro, yo me monto un rápel y cambiando el nudo, despaso la cuerda.
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8º largo, 6b, 30m. Continúo yo, saliendo hacia un desplomado diedro sobre nonotros, con paso de abombe inicial muy atlético protegido con un clavo, me sitúo bajo el siguiente tramo de diedro, que desploma una barbaridad, la fisura es mínima y no puedo meter los dedos, protejo con un totem negro y empiezo el brutal baile, cogiendo ñapas y algún canto lajado a mi derecha, pongo otro pequeño fisurero que queda muy bien y da confianza para llegar al romo filo superior sobre el que retrepo con los pies casi en adherencia y sin apenas poder impulsarme hasta que consigo llegar a una fisura ya en el exterior, en la que empotro dedos y tiro a pulso hasta conseguir elevar el cuerpo, por partes (rodilla, cadera, pierna, culo y por fin pies), sobre el filo superior del desplome. Aquí me tomo un buen aire y aprovecho para leer el siguiente y aéreo tramo. Pocos metros sobre mi, en el diedro, hay una reunión con un buril y un bolt, y sobre mi, a la derecha hay un clavo con un cordino bajo una imponente visera fisurada. Continúo hacia el clavo, intentando meter algo en las lajas horizontales que ofrecen sus planos cantos como asideros y apoyos de pies, algunas parecen quebradizas, y otras directamene están encajadas entre ellas. Chapo el clavo y continúo con atleticos pasos muy desplomados para salir de la visera a una repisa, sobre la que me quedo con medio cuerpo suspendido, sin poder poner pies, al final reculo y taloneo para impulsarme y con ello poder llegar a los planos cantos en los que me apoyo para rodar el cuerpo de medio lado y ponerme de pie. Aquí hay 2 clavos sospechosos, que refuerzo con un friend y monto reunión, buscando la parte más roma o menos afilada de la visera, por donde correr las cuerdas de mis compañeros.
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9º largo, 3º (paso final de 4º), 25m. Cuando llegan Jose y Elías, continúan los dos sobre la tumbada y cuarteada placa donde estamos, hacia la derecha, para salir por luna pequeña brecha tras un corto resalte vertical que nos deja ya en la arista, fuera de la pared, muy cerquita de la bajada de la arista y de la carretera.
Ahora el viento ya no sopla apenas, se ha quedado un día estupendo. Descendemos por la pista mientras yo voy pidiendo fuego a los senderistas y viandantes con los que nos vamos cruzando pero sin mucho éxito, hasta coincidir con un abuelete que aunque no fuma, si tiene un mechero, menos mál.
Escalada apoteósica en un ambiente excepcional. Enhorabuena a los aperturistas por estos lares y en especial a los padres de esta impresionante vía.
Amanece con una brisa que inquieta, recogemos y nos subimos a desayunar al albergue Universitario. Aquí la brisa es viento del Noroeste, muy frío y molesto, con rachas bastante fuertes. Organizamos el material mientras esperamos el bus "la Lanzadera", en la que hemos resevado para ahorrarnos el grueso de la aproximación y ganar tiempo. No hacemos muchos comentarios entre nosotros de las condiciones meteo más allá que un -"que rasca" - "hace un poco de viento...", pero la inquietud es patente y la incertidumbre nos silencia. Mientras hacemos este paseo en bus, la guía del mismo, nos ameniza la subida con una interesante disertación, casi conferencia, sobre el Parque Nacional y sus avatares. Al descender del bus, el viento y sus rachas nos meten en ambiente.
