04 noviembre de 2023
Vía: Camino de verdad y vida, 6c, 180m.
1ª por Mavil Marin Palop, abril 2008
Vamos José Manuel y yo, él no ha estado en el Almorchón y se estrena con este excepcional trazado, aunque por desgracia, tiene muchos tallados firma de su aperturista, quizás sea la vía más tallada que he hecho nunca.
Tras unos pequeños contratiempos, por mi despiste y no avisar a tiempo de la salida correcta o la bifurcación exacta, llegamos al aparcamiento un poco tarde y por el camino de abajo, que resulta estar bastante peor que el de arriba, que es por donde normalmente se llega. Aparcamos y sólo hay un vehículo, está muy solitario, vemos a una única cordada que está haciendo la que creo que es la vía Don Quijote.
Vamos con idea de hacer 2 vías, si cunde la mañana, y subimos con mochilas para dejarlas a pie de la sur del Diente, por si hacemos después una vía de este sector.
Caminando nos pasamos el Diente y llegamos a pie de vía con las mochilas, o sea que nos tocará volver a por ellas.
El inicio es muy evidente, a la derecha del muro vemos los bolts y en la base una picada CVV.
José empieza muy bien y va encadenando, pero cuando llega al tramo del muro de agujeros, se salta algo y tampoco encadena. La verdad es que los cantos tallados, muy romos, están muy sobados, y muchas veces no se perciben como potencial agarre, aunque no es escusa, nos falta grado para disfrutar este bonito largo.
3er largo 6a+, 30m. Sigue José Manuel, por la derecha y recto por la placa, tocando ya algo de roca gris de la derecha algo cuarteada, a medio largo la pared se hace más vertical y ligeramente desplomada, es la parte más exigente de este largo. Después, José sigue con ligera tendencia a izquierda hasta llegar a una pequeña vira por la que inicia una aérea travesía horizontal hasta la reunión.
Cuando sube José Manuel, recogemos y bajamos andando hacia el oeste, para buscar la gran hendidura de los barrancos superiores que forman las paredes Primera y Gris, ambas a la izquierda del Diente, mirando desde el valle, y que acaban en un amplia canal con un resalte final de pared que se baja con un rápel justito de 30 metros, para llegar al mismo hay que ir pegado al filo ESTE de la pared Grande, donde veremos un tramo de cuerda fija que nos conduce al rápel con cadena y anilla.
El trazado es espectacular, con muchísimo ambiente y muy disfrutón, bien equipado, pero toda la vía está tallada, regletas, trideos y bidedos, algunos tan artificiales que ni se intuyen como canto. Es una lástima, aunque no se que grado saldría sin tallados, pero en cualquier caso, si no sale en libre, pues algún paso de artifo tampoco está mal. Ahora ya está hecho el daño, esperemos que a nadie se le ocurra tomar este precedente de Mavil, tan prolífico aperturista, como problemático y radical, dando lugar a conflictos con administración y con diversos colectivos de medio ambiente y escaladores en general. Fallecido en accidente en plena tesitura y en la misma actitud, ha dejado un legado de numerosas vías de gran calidad, algunas excepcionales, aunque muy pocas de ellas sin agarres tallados.
Rapelamos y recogemos cuerda, son ya las 15:15, aun tenemos que bajar zizageando y en diagonal hasta la base de la pared del Diente, y subir a recoger las mochilas. Cuando llegamos a estas, vemos horario y decidimos dejarlo por hoy y bajarnos para el restaurante, del cual, le había hablado muy bien a José Manuel y con esto ya no queda margen para otro planteamiento.
El encadene final: Llegamos al restaurante Venta el Jinete, pegado a la carretra de regreso a Cieza, a unos 3 kilometros.es tarde y la gente ya está plegando para irse, pero el dueño nos acoge y nos da opción a pedir lo que queramos de la barra, y otras especialidades artesanas y muy ricas que tiene en las vitrinas y colgadas tal cual. Empezamos con cerveza y unas tapas de pipirrana, ensalada de boquerón y sardina desalada con salazones y encurtidos, unas papas con olivas y frutos secos, y el plato estrella de lomo curado que degustamos pese a que yo no como carne, no puedo evitar probar el delicatessen. José aun le comenta si hay brasa para probar alguna otra sabrosa delicia del panel de menú y al final el ventero nos saca un chuletón de ternera curada, no se que cosas más probamos, poco más, pero todo muy bueno, regado de segundas, con un vino artesanal de la casa, de 14,5º, a base de monastrel sin filtrar, turbio a la vista y espeso al paladar, jarabe para la tos con un punto de tonel doméstico, como el que tenía mi abuelo, con aires de rancio y paladar muy afrutado y que entra suave y meloso, y apenas se nota el alcohol, a mí me recuerda un fondillón suave sin el sabor de bodega característico de estos vinos tan envejecidos. Tan a gusto estamos que al final el posadero se queda charrando largo y tendido con nosotros, al final, se hace de noche, nos quedamos solos en el restaurante, y entre avatares se pasan las horas, probamos un orujo artesano, con sabor auténtico del piñon de la uva, nunca lo había probado así, 33º y no se nota el alcohol. Acabamos entrando para abonar la cuenta, que evidentemente no ha sido barata, salimos a 36€ cada uno, pero hemos comido muy bien y no estamos hinchados, aun compramos unos trozos de lomo del que nos ha servido, y José, una botella de vino y otra de orujo. Recomiendo este restaurante, muy buen trato y especial para los hedonistas culinarios de la cocina tradicional rural.
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