Cresta Salenques - Margalida
29 - 07 - 2023
Ha pasado medio junio y todo julio sin nada de interés, apenas un par de salidas de escalada deportiva, con mucha desmotivación desde la ocasión perdida de escalar en la Dibona.
José manuel, mientras escalamos en deportiva en la Gachamiga el 16 de julio, me comenta que tiene unos días y quiere subir a Pirineos, El quiere hacer la cresta de Salenques - Tempestades, yo, más bien, quiero escalar, la cresta la veo cómo una tralla donde la aproximación y el regreso, es con diferencia, mucho más duro que la propia escalada, le propongo otras zonas. Pasa la siguiente semana sin poder salir a escalar por trabajo y compromisos, nos metemos en la seman del fin de julio y me llama para ver si vamos. Mientras tanto, he recopilado algo de información de la cresta, y de otros sitios, no lo tengo claro aún, pero lo de hacer un paréntesis y tomarme unos días me vendría bien, al final hablamos y concretamos para ir a Salenques... mientras me miro la pancha, que rebosa morbosa por encima del cinturón, ya es hora de ajustar talla.
Salimos de Elda, el 28 por la mañana, y tras aparcar en el aparcamiento del embalse de Llauset, subimos al refugio guardado Cap de llauset. Por la tarde, hablamos con el guarda y le comentamos la idea que tenemos: Hacer la cresta del Salenques - Tempestades, subir la espalda de Aneto, el pico de Aneto y descender por el espolón NE y glaciar de Barrancs, hasta el coll de Salenques, para regresar al refugio por el GR11.5, por donde habríamos hecho la aproximación a la cresta. El guarda, no nos proporciona mucha información, al contrario, nos dice que es una brutalidad y que no tiene claro que se pueda hacer tal actividad en el día, que eso con nieve y esquies, quizás, pero en seco y saltando de bloque en bloque no lo ve, y en fin, aunque no nos quita el ánimo, tampoco nos da confianza y nos quedamos igual. Le comentamos de salir a las 05:00 y pedimos si nos pueden dejar por la noche el desayuno preparado, ya que nos levantamos a las 04:15, a lo que aparentemente, no nos pone ninguna pega. El resto de la tarde, preparamos material y mochilas y nos vamos a dormir a las 10:30, o a intentarlo, ya que, a lo largo de la noche, van yendo y viniendo el resto de inquilinos y hace un calor insoportable, paso las horas deseando que den las 04:15.
El refugio es muy moderno, está abarrotado de gente, con habitaciones de 6 plazas, con baño y ducha, pero hace un calor infernal si no se abren las ventanas. A nosotros nos tocan las literas altas y lejos de las ventanas, sin acceso a estas, no podemos abrir, y los de abajo, no perciben tanto calor, con lo que sufrimos una sauna nocturna, ambientada y orquestada con rica polifonía, en un pandemonium de ronquidos y clis palatales para marcar el ritmo, y las idas y venidas al baño con luces incluidas. Deseando que sea la hora, los minutos no pasan, se derriten lentos, quietos, cómo gurritones de cera que cuajan antes de llegar, resecando la garganta y sin dejarse contar. Doy una nueva interpretación a la obra "la persistencia de la memoria", de los relojes blandos de Salvador Dalí, en lo que sería: "pastosa noche en duerme-vela".
29 de julio. Nos levantamos a las 4:15, con la sensación de no haber pegado ojo, aun me dice mi compañero que he estado roncando, cuando yo lo oía roncar a él, en lo que ha sido, una de las noches refugieras más heavys que he onirizado en mi vida. Hacía tiempo que no vivía una tan estresante noche de refugio masificado. Bajamos a desayunar. En el comedor, sólo estan las tarrinas de mermelada, mantequilla, galletas secas cómo cartón, no hay café, no hay leche, ni zumo, ni madalenas, ni pan, una grandísima MIERDA. A la luz de los frontales, nos comemos unos gofres que yo traía y un caldo de café soluble con agua fría. Salimos hechando pestes del refugio y del guarda, tomamos el GR.5 y arreamos para el coll de Salenques. Nos damos cuenta, de que este refugio, es para domingeros que no salen del mismo antes de las 9:00.
Al pasar por la zona de desague del ibón Cap de la Vall, ya clarea el día, vemos hacia el oeste, un importante muro de granito, donde me parece distinguir el Gran Diedro del Russell, aunque días después, me daría cuenta de que desde aquí no se puede ver, "el hambre, que sueña con bollos". Llegamos al Coll de Salenques tras 3 horas aproximadamente de pateo, con unos 600 metros de desnivel. Cansados, y con hambre, descansamos un buen rato, dando hasta una breve cabezadita.
Ibón de Barrancs |
Tras la parte inicial de cresta, vira de aproximación a la Torre de Salenques - Pared Norte del Margalida
Tomamos la cresta desde el collado. Al subir, podemos ver todo el circo final del valle de Barrancs, la impresionante pared norte del Margalida, los no menos impresionantes contrafuertes de la espalda de Aneto y del Aneto, el espolón NE del Aneto (por donde supuestamente bajaríamaos hacia el glaciar de Barrancs, en caso de llegar al pico del Aneto), unas vistas impresionantes. Localizamos la campa de aproximación a la cresta de Salenques por el lado norte, continuamos por esta discontínua vira y vamos subiendo en diagonal con pequeñas trepadas entre bloques, hasta llegar casi a la base de la Torre de Salenques.
Nos encordamos y comienzo yo, iniciando la escalada por el lado izquierdo del resalte inicial, para pasar al otro lado al pie de la Torre, empalmo largos y paso una travesía que me deja al otro lado de la torre en la parte norte, el roce es brutal, aunque he puesto apenas 3 seguros, subo tirando de las cuerdas cómo un buey, hasta que llego a la brecha y monto reunión, bajo el siguiente muro.
El siguiente tramo, es un largo clave de escalada por un plantado muro, con algún paso de 5+, donde hay algunos clavos, Sigue José Manuel, y pasa este resalte muy bien.
Después continúo yo, con otro largo fácil, eludiendo los bloques de lo más afilado de la cresta, trepando por la vertiente norte. Después continuamos en ensamble y cuerda corta un largo trecho, con pequeños resaltes donde realizamos mini largos, hasta llegar a un tramo muy afilado de bloques, frente a la pared del Margalida.
Aquí, cometo el fallo de subirme mucho, trepando por una descompuesta canal de bloques en equilibrio, veo el terreno pisado pero al mismo tiempo no tengo claro que sea por aquí. Arriba, cuando sube José Manuel, me asomo a la cresta para seguir hasta la pared de enfrente y no lo veo claro, bloques cimeros en equilibrio y mucho patio, veo viras por la derecha pero ya están muy bajas y destrepar la canal descompuesta no lo veo viable. Al final tras discutir un momento y con prisas, pasamos a la vertiente sur de la cresta y vemos un cordino de un supuesto rápel a la izquierda en lo alto de un bloque. Recuerdo haber leído algo de un rápel cochambroso de 25 m. y tomo el lugar por el sitio del rápel, cometiendo el primer error por no consultar el croquis. Meto prisa a Jose, que tampoco lo ve claro, pero el tiempo se nos pasa. Lo descuelgo por un canchal suspendido, hasta la canal de enfrente, donde a la mitad, casi enfrente de nosotros, vemos una reunión con clavos y un cordino, esta reunión resulta ser el malentendido definitivo para el embarque. Después, bajo destrepando yo, asegurado por un cordino que ha puesto José lazando un gran bloque, la parte superior es un canchal de piedras y tierra, suspendido sobre la pared, y que se desmorona a cada paso y se hace muy precario el descenso, cuando llego al cordino, paso en travesía buscando la roca más sólida en la pared de la derecha, destrepando, asegurado con la cuerda pasada por un maillón en el cordino que abandonamos, hasta que llego donde está José. Aquí, continúo unos metros más, en travesía en descenso hasta que me coloco al pie de la vertical canal. Cuando estamos bajo, vemos asomar por el cordino del bloque superior (el supuesto rápel), a un guía con 2 clientes, nos avisa de que no vamos bien, pero ya no hay remedio, subir por donde hemos bajado es inviable.
Embarque hasta el fondo con encallado incluido. Ahora, tenemos que hacer un largo de casi 50 metros, por una vertical canal de granito descompuesto, lleno de bloques sueltos y presas que se sueltan en las manos. Subo por la canal, eludiendo los bloques, con pasos finos de fisura y placa, y pasos atléticos en chimenea y ligeros deplomes, con algún pasito de precaria adherencia. Paso la reunión de clavos que veíamos, está con cordino y maillón, parece de un rápel de abandono o de alguna vía que viene de abajo al Margalida, me la paso y continúo la escalada. Cuando estoy casi arriba, bajo el filo de la cresta, ya en el lado de la pared del Margalida, pasa el guía, a un par de metros por encima de mi. Mientras yo monto la reunión para que suba José, me dice que nos hemos embarcado por lo peor y que buen largo me he pegado, por lo visto ya conoce el sitio, pero ya estamos de nuevo en la ruta, y que este tramo por donde ahora nos encontramos, se pasaba por el lado norte, por debajo a la derecha de los gendarmes de la afilada cresta. Me dá ánimo, comentando que lo que nos queda ya no tiene ninguna complicación y se despide, al poco, pasan, asegurados, su cliente y su clienta, que saludan sonrientes y dando ánimos, cómo si fueran de paseo dominical por el parque.
Tras subir a la reunión, sigue José Manuel, pasando un pequeño resalte vertical a derecha para colocarse sobre el filo de la pared del Margalida, y después, por terreno facíl entre bloques, hasta montar reunión unos 20 metros más arriba.
Ya en la pared Este del Margalida, localizo la ruta y continuamos en ensamble y cuerda corta. Hemos perdido de vista al grupo que nos precedía. Continuámos en diagonal por el lado izquierdo de la pared, siguiendo trazas de paso y, de tanto en tanto, vemos algún mojón, hasta llegar a la cima.
Descendemos hacia el suroeste, donde, en un vivac entre rocas, han hecho una parada el guía y sus clientes. Cuando los alcanzamos, ellos se preparan para salir. Le preguntamos por la ruta restante hasta el Tempestades, y por la posibilidad de descenso hacia la pedrera sur de la cresta para tomar la ruta de regreso al refugio. Ellos se quedan a hacer vivac al pie de la cresta, bajo el Tempestades, a nosotros se nos ha ido el tiempo en el embarque, hemos perdido 2 horas, vemos el tramo de cresta y la subida al Tempestades desde donde estamos, supondría un mñinimo de 2 horas, el tiempo que hemos perdido, necesitamos parar y comer, se ha hecho muy tarde, yo estoy desmoralizado con el embarque. Estamos bastante cansados, y aun tenemos que volver al refugio de Llauset.
Tras un cambio de impresiones, y valorar nuestra situación, al final, a las 15:20 aproximadamente, decidimos retirarnos...
Destrepamos en dirección sureste, por la cresta de Russell, hasta llegar a la primera brecha. Aquí localizo en el lado sur, unas viras que descienden zizageando entre cortos resaltes y bloques, no se ve claro que descienda hasta la base de la pared, pero se ve muy pisado. Vamos descendiendo con cortos destrepes y sin dejar las trazas y en poco tiempo nos situamos en la campa final sobre la pedrera. Descendemos por esta y nos alejamos de la pared buscando un sitio donde parar y beber y comer, ya estamos estragados. Localizamos una plataforma donde se ubica un cómodo vivac, y paramos por fin a sentarnos y tomar algo.
Mientras tanto hemos visto pasar al guía y sus dos acompañantes el tramo de cresta fácil hasta el Tempestades, pero aquí, han tomado una vira y se han bajado para buscar un sitio donde dormir, están apenas a 200 metros de nosotros. Le gritamos y le decimos que donde estamos, es un vivac cómodo, al poco viene el guía y tras verificarlo se trae a sus clientes. José Manuel y yo, terminamos de recoger el material, y nos despedimos del grupo, deseándoles buena escalada y buena noche de vivac, el tiempo está raro y para mañana dan rachas de viento que pueden ser bastante fuertes y molestas en la cresta y mucha nubosidad que puede complicar la visibilidad, pero el guía lo tiene claro.
descendemos por el caótico canchal que se derrama en toda esta vertiente hasta el valle de Vallibierna, saltando como cabras de bloque en bloque.
Le comento a José, que debemos mantener la cota, para pasar por la cresta de Isard (prolongación de la cresta sur de Russell hasta una pequeña tuca. José no lo tiene claro y no hace más que repetirme de seguir los hitos que se van viendo en el descenso, le digo que estos conducen a Llosas, y nosotros debemos ir casi en dirección contraria para llegar a Llauset, el insiste. le enseño el mapa, le indico el sitio, al final, siguiendo los hitos descendemos demasiado, y acabo confundido con otro collado que el señala cómo el correcto, nos vamos para allá, tras hacer una corta subida pasamos a ora vertiente y nos enmarronamos de lleno en una escarpada laderasobre eçlos ibones de vallibierna, yo tardo en darme cuenta del error, retrocedemos y volvemos al pinto donde se ve la cresta por donde debiamos estar pasando en este momento, ahora hay que subir bastante, por bloques para localizar la canal que permite el paso al otro lado de la tuca. Discutimos. No nos queda agua, y sed nos queda mucha.
José Manuel, propone bajar a los ibines de Vallibierna y pernoctar en vivac, para mañana descender al refugio de Llauset. yo, ya no tengo ganas de nada, el embarque, el retraso, la bajada por los hitos, la ofuscación y de nuevo el error de no verificar la ruta, ya me han dejado que me da igual hacer vivac o seguir por el GR11 hasta que reventemos. Hemos vuelto a perder otra hora y media.
descendemos al collado de nuestra derecha, donod localizo un sendero en el mapa, para bajar al valle, lo localizamos, con marcas blanacay verde cómo un SL, que al poco de difumina en la hierba de la empinada ladera. Llegamos sobre el pequeño ibón superior.
Se ven varios vivacs, uno de ellos desde la distancia, tiene muy buena pinta, pero no tengo ganas de que me despierten a media noche cuando apenas cierre los ojos y empiece a roncar, así que le digo a José que se vaya él al vivac y yo me quedo a dormir por el prado. Mientras tanto, localizamos un arroyo y bebemos y reponemos agua. Pasa el tiempo, mientras decidimos cansados y mirando al distante y empinado collado de Vallibierna, donde al otro lado está el refugio de Llauset. Estos lapsos de tiempo muerto, parece que nos vienen bien, pues recobramos ánimo y fuerza para retomar la actividad con renovado brío.
Al final, a las 20:30 pasadas, decidimos seguir, aunque llegemos a las tantas de la noche. Aun, perdemos un buen rato, mirando mapa y trayecto, comentando, que de haber seguido hasta el Tempestades, habría sido lo mismo en esfuerzo y tiempo, con los embarques realizados hasta el momento. Con el ánimo de androides en reserva, arreamos para el collado por las lomas que ascienden paralelas al GR11, con cierta sorpresa, la subida se hace rápida, cuando acaban estas lomas,señalizadas con algunos mojones, cruzamos a derecha por un caos de bloques en la vaguada y enlazamos con el GR11. El repecho final antes del collado de Vallibierna, sobre otro empinado caos de bloques, se hace duro, pero subimos, sin prisa pero sin pausa. Pasamos el collado y continuamos ya en descenso por el barranco, siguiendo con las últimas luces del crepúsculo las marcas del GR, pronto vemos el refugio, aunque se hace larguísimo el llegar por la multitud de zigzag del trazado final del sendero.
Acabamos la jornada con 19 horas de actividad, aunque con 2 embarques y 3 laaaaargas paradas en las que hemos perdido mucho tiempo dirimiendo y discutiendo sobre la ruta de regreso. Nos damos cuenta de que podiamos haber hecho el Tempestades y sin perder el tiempo que hemos perdido discutiendo y parando por puro desánimo, habríamos llegado al refugio antes de las 21:00. Hemos perdido una buena oportunidad.
Llegamos al refugio a las 22:00 aproximadamente, y nos llevamos la grata sorpresa de que nos preparan la cena, de momento con esto, no decimos nada del inexistente desayuno, agradecemos mucho la cena, aunque apenas nos dejan media hora antes de empezar a recoger y meternos prisa para salir, y pronto, nos vamos a la litera. Cuando llegamos a la habitación, han cambiado los inquilinos y lamentamos mucho el despertarlos, ya que nuestras literas están ocupadas de ropa y enseres que no son nuestros. Nos pregunatan algo, yo no oigo, y digo sin pensar, venimos del Aneto, acabamos de llegar, y me tumbo. El calor, de nuevo, es insoportable, esta vez me he subido una botella de agua, aunque apenas mitiga una terrible noche de angustia y asfixia, en la que los ruidos palatales, cuchicheos, ronquidos, idas y venidas al aseo, en una onírica algarabía saturnal, que más parece un aquelarre donde José y yo, nos freimos. En varias ocasiones, a lo largo de la noche, me incorporo y me quedo varios minutos, a punto de vestirme e irme a la calle a dormir, hasta que poco antes de amanecer, se levantan los inquilinos y José Manuel se baja y abre la ventana y podemos dormir un par de horas.
Al día siguiente, sin apenas agujetas, ni secuelas de la espantosa noche, pasamos una mañana de inactividad, mirando el ir y venir de la multitud y recabando información de zonas, vías y picos del entorno. Comentar, que aunque José Manuel, con esta, es la 3ª salida a tresmiles en 2 meses, ha pasado casi un més sin apenas continuidad, con alguna escalada en tapia por Alicante, y en mi caso, sin apenas actividad montañera ni escaladas de desgaste, desde acabar el curso de formación TD1 a primeros de abril. Mi entrenamiento es nulo, y me ha sorprendido seguir de una pieza tras la paliza del día anterior. Con estas consideraciones, valoramos la proxima actividad y nos decantamos por quedarnos otra noche y subir el Gran Diedro Russell, y al pico Russell, y desde aquí, terminar la cresta de este pico, hasta el Tempestades, por lo de no dejarnos la faena a medias. Para volver después, por terreno conocido, hacia el GR11, y por este, de nuevo al refugio. Por la tarde, dejamos las mochilas y el material de escalada preparado para salir sin perder tiempo al día siguiente.
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