30 marzo, 2019

Racó de Tovaines - Goldén Virginia, Isaac Newton y nueva vía

Racó de Tovaines

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Promo TD2 escalada 2019 EVAM

30 de marzo de 2019

Fin de semana de formación práctica de TD2 escalada. Dan mal tiempo y por decisión de los profesores Miguel Anta y José Anaya, (muy acertada a mi parecer), vamos a este impresionante paraje, donde la imaginación se queda colgada entre los morbosos y voluptuosos desplomes que configuran este orgásmico rincón de artificialeros y demás fanáticos del mundo ultravertical. Anteriormente, sólo he estado una vez, y me fuí con la cabeza gacha, impresionado por los audaces trazados que tuve ocasión de distinguir hasta dolerme el cuello de tan "patrás".
El grupo está constituido por: Miguel Anta y José Anaya, como profes, (y padres, de muchas de las criaturas, hasta el momento abiertas, en el lugar)  y Javier, Edu, Pau, Jesús, Alvaro y yo, como alumnos y casi profanos, en estas ubérrimas moles. 
A últimos de semana flota un recelo general en las microondas de telefonía, con presagios de humedades impuestas y frescorro reaccionario, que personalmente me infunden un cierto pavor a lo ulterior y mórbido del lugar.
Pasamos el viernes por la tarde en una puesta en común, teoría y un poco de práctica en un curioso sector de depor, ubicado dentro de un corral muy bien conservado (aprisco ideal donde escalar como rebecos y compartir pulgas, en época estival) en las proximidades del aparcamiento del Ponoig.
El sábado hace buen día, subimos al Racó de Tovaines, nos dividimos en cordadas y comenzamos a escalar:
Edu y Jesús, en la Isaac Newton.

Pau y Javi, abriendo una nueva línea a la izquierda de la Casiopea.

Alvaro y yo, en la Golden Virginia.
Vamos en zapatillas, y con la idea de no bajar en ningún momento del estribo, y así cacharreando y gancheando, cada uno en su largo, subiendo como tenaces y pesados artrópodos, llenos de cachibaches y tintineos, con algún sobresalto con volátil incluido, donde verificamos la calidad del material y su óptimo emplazamiento.
Edu en el primero de la Isaac, Pau abriendo el primer largo de la nueva, y yo en el primero de la Golden, bajo la atenta y crítica mirada de los profes, que además de amonestarnos con correciones y atenciones, seguro que se rieron bastante de nuestro acerrimo tesón en subir y dar la talla con imaginación, voluntad y unos contracturados lumbares de estar colgados hooooooras. Pero disfrutando como chiquillos con columpio nuevo.







Después Jesús en el A3 de la Isaac, Alvaro en el A2+ de la Golden y Javier terminando el 1er largo de la nueva, otra tanda de volatiles, gritos espasmódicos de placentero pánico desparramado en microempotras, microfriendes, gancheicos, cordinicos, y todo muy "ico" en general.
Aprovechamos para restaurar los 2 primeros largos de la Golden Virginia, sustituyendo los espits antiguos por flamantes parabolts, incluyendo las 2 primeras reuniones.
Buen sábado que nos pone las pilas (de litio), y nos deja un rezumante buen sabor de boca, y que se repite a lo largo de la tarde y noche entre los cometarios monotemáticos de los puntuales pasos de puntuales seguros y sus respectivos puntuales vuelos.






El domingo amanece lloviendo con insistencia, el ambiente en el entorno de estos escarpados montes, se engrandece con exacerbados jirones e hinchados y densos cúmulos, engalanando las contrastadas laderas verdes con las murallas, realzadas de húmedos colores.
Caminamos hasta la base de la pared entre un sirimiri que nos refrescan la subida y hasta resulta agradable.
En la base de la pared y hasta varios largos por arriba, todo está seco, aunque la humedad es del 100%, pero no es problema para este tipo de escalada, ni inconveneinte para estar bajo estos exuberantes desplomes.
Cambiamos de vías:
Edu y Jesús van a la Golden Virginia.
Javi y Pau a la Isaac Newton
Alvaro y yo, a seguir abriendo vía.
Practicamos jumaqueo por cuerda fija, a lo Bridwell (sólo por el humor), con poleado e izado de petates, comienzo la mañana con mucho ánimo, y además,  Alvaro me cede el inicio de la apertura del 2º largo, intento no sonreir de oreja a oreja y disimular mi alegría.
Tras unos pequeños contratiempos para ajustar y verificar las cuerdas fijas, subo con los jumars a la 1ª reunión y después sube Alvaro. Después viene Anaya, que quiere compartir y disfrutar de estas estrecheces y roces, estrujados en una volada e incómoda reunión de la que salgo lo antes que puedo para no subliminar la aglutinación de la santa trinidad en el espíritu santo, con los pies colgantes y a 30 metros del suelo.
Disfruto inconmensurablemente (no he encontrado otra palabra más larga que lo defina mejor), de este largo, que con tranquilidad voy abriendo, donde tengo tambien el gusto, de aspirar el humo de unos segurillos que petardean al tiempo que saltan. Al final, me animan a terminar hasta la siguiente reunión (aunque yo la hubiera montado unos cuantos metros más arriba, que ansia). 15 metros aproximadamente, de los que me cuelgo a discreción de todo tipo de utensilio y relieve que se presta, metiendo algún clavo que le va restando picante al gradual in crecesdo, reduciendo la exposición del artifo a un A2/+, eso si, bastante laborioso.
Es tarde y aun hay que desmontar y fijar cuerdas, para bajar y dejarlas para un próximo reencuentro fanático. La motivación chorrea por las bovedas más que la propia lluvia que apenas nos alcanza con sus algodonosas condensasiones que nos envuelven por momentos, dando al asunto un plus de bajas presiones bajo los pies.
Se encarga de desmontar Anaya y yo bajo a tierra en todos los sentidos, retomando las 4 dimensiones habituales a nuestra especie terricolamente terrible.
Los compañeros, hace rato que han terminado sus 2 largos, de las vías en las que han estado pugnando y navegando, tirando de aparejo sicológico y burunballa de progresión, entre algún, o algunos que otros aéreos vuelos.

Recogemos la cacharreria, empaquetamos y tras un flashback del finde, y charla sobre próximas salidas relacionadas con el curso, bajamos otra vez envueltos en un tenue sirimiri, con cierto desazón por un breve conato de tensión verbal, fuera de contexto y que por desgracia se suma, ya entre cervezas en el bar, a la mala y triste noticia del fallecimiento de un Grande de la escalada en general, Carlos Tudela, ha tenido un fatal accidente en Pirineos. Trístisima noticia, que pese a nuestra euforia, apaga el momento y nos deja pensativos y poco efusivos.
Hemos tenido el gusto de probar estas impresionantes vías, aunque no hemos llegado más alla de 2 largos, cosa que nos ha dejado con la boca y la cabeza, llena de inminentes retornos.

Por siempre..., Carlos Tudela... Titán !!!